"Pero, en mi opinión y la de todo hombre sensato, a tales teorías se le puede aplicar: "¿Queréis poder engañarle como se engaña a un hombre?" (Job13,9). Eso es pura mofa"
Maimónides, Guía de los Perplejos, Primera Parte, Capítulo 73.
El problema fundamental para hablar de Maimónides hoy no es su falta, sino su exceso: sobre su ya de por sí extensa obra, se acumula además casi un milenio de comentarios, debates, biografías, hagiografías, estudios, comentarios críticos… No hay absolutamente nada nuevo que se pueda decir sobre él o a propósito de él que no se haya dicho ya y mucho mejor. Incluso, en contra de él. Además en todas las épocas, su obra “más filosófica”, “La Guía de los Perplejos” ha sido reivindicada por un selecto club de lectores entre los que nos recuerdan las enciclopedias a Tomás de Aquino, Spinoza, Newton o Einstein. Y es objeto de ediciones críticas y tesis doctorales que no dejan de recordarnos que, quien quiera que fuera aquel médico judío de la Edad Media, lo suyo era un asunto muy serio y de extraordinario, aunque minoritario, interés: el acceso al Conocimiento. Yo propongo leerlo como tal vez esté escrito ese libro, o como puede ser leído en uno de sus múltiples niveles: como un gran juego. Como un acertijo gigantesco lo suficientemente serio como para estar cargado de humor. El tema; los límites de la razón. O al menos, los del lenguaje. La conciencia.