lunes, 20 de octubre de 2008

Ovidio y los SMS.



“Seas como seas, siempre serás mía;
tú elige solamente si quieres que te ame
también por mi propia voluntad, o forzado”.
Ovidio, (34-17 a.e.c)

En Roma te podías metercon las tablillas de cera en el mismo lío en el que hoy se mete mucha gente con los SMS. Que tú mujer/marido los lea y descubra que las palabras cariñosas y las citas deseadas no tienen nada que ver con ellos. Los esclavos recorrían la ciudad, de arriba abajo, llevando y trayendo esos mensajes. “Y, en cuanto de leer haya acabado,/logra que escriba una respuesta larga/(Odio la cera en blanco, extensa y reluciente)/Que apriete los renglones, que una letra borrosa/entretenga mis ojos en el borde del margen".

Ovidio es un hombre de dos libros (aunque escribió más), uno “de bueno” y otro “de malo”. El de bueno es “Las Metamorfosis”, que es un ejemplo de latín clásico, una obra monumental sobre la mitología, etc, etc… El “de malo” es “El Arte de Amar”. Los que lo defienden, lo suelen calificar de un manual en verso para los amantes, con recomendaciones claras: “El que no quiera hacerse un vago, que ame”. Los títulos de los poemas dan una idea del contenido. “Ovidio enseñará el arte de amar”, “Dónde se pueden encontrar mujeres”, “Busca también mujeres en el circo”, “No ha de importarte hacer falsas promesas”, “No discutáis igual que un matrimonio”… La segunda parte del libro está dedicada a las mujeres: “Que aprenda juegos, y a perder también”, “Cómo disimular defectos físicos”. Todo muy contemporáneo, como todo lo romano.
Ovidio era rico de nacimiento, aristócrata, como Séneca. Hombres que llegaron a atesorar una fortuna inmensa o que ya nacieron con ella. El término “villa” nace en Roma; los romanos que se lo podían permitir se largaban en verano de la ciudad y se marchaban a sus villas de veraneo, en Hostia. En la ciudad quedaban los miles de hombres y mujeres venidos de todas partes, hacinados en sus apartamentos, muy parecidos a los apartamentos de colmena de todas las épocas. Un mundo complejo como el nuestro. Una urbe sofisticada y super-poblada en la que Ovidio se inventó un amor de su vida, Corina, y se dedicó a cantarla el resto de su vida con la dedicación que sólo pueden permitirse los desocupados. En realidad, son las memorias rimadas de un ligón que resulta ser uno de los Grandes autores latinos. Pero sus versos son demasiado claros y sufrieron la censura en la Edad Media, precisamente, para mantener su imagen.
En un poema titulado “La mujer madura es buena amante” hay una estrofa que dice: “Que la mujer y el hombre experimenten el placer por igual/Odio esas uniones que no dejan/exhaustos a los dos: ésa es la causa por la que me atrae menos el amor de un muchacho”. En un códice suizo, al copiar a mano el poema, lo cambiaron. Y en una nota aclaran por qué: para que nadie piense que Ovidio era sodomita. Ovidio dice que le atrae menos el amor de los hombres, que prefiere el de las mujeres. Dice “minus”, que puede ser “menos” o “no”. El copista lo arregla, tacha, y no escribe “no” sino “nihil”, nada. Para nada me gusta el amor con los hombres. La escritura se acomoda a la lectura, como en una ecuación donde se modifica todo para que siempre permanezca el mismo resultado. Los santos clásicos. Precisamente todo lo contrario. Y en cuanto lo del SMS, como buen ligón, lo que quiere es resultados. Así que ese poema en que pide desesperado que ella le responda le da una alternativa, que es en realidad lo que está buscando.¿Para qué va a cansarse en escribir?: " Que en toda la tablilla sólo ponga/ “ven”.

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